El Dr. Carlos Eduardo Azar Manzur es una de las voces más activas en el panorama literario y cultural de México. Poeta, ensayista, traductor y docente, ha dedicado su vida a la creación, la reflexión crítica y la enseñanza de la literatura y el teatro. Su trabajo se extiende desde la poesía íntima hasta la traducción de autores internacionales, consolidándolo como un referente en el ámbito académico y editorial.
Azar Manzur ha publicado diversos poemarios que exploran temas como la memoria, la intimidad y la presencia del otro en la escritura. Entre ellos destacan:, Pavana para el banquete de los poderosos, Distancias, Cántico a Eli y El círculo de la presencia – una obra profundamente personal, donde dialoga con la figura de su padre, el dramaturgo Héctor Azar (La Jornada de Oriente).
Además, ha participado en proyectos colectivos como Las dos caras de la historia: revolución mexicana: el tiempo del caos, coordinado por Alejandro Rosas.
Su versatilidad lo ha llevado a desempeñarse también como traductor. Una de sus aportaciones más notables es la traducción de la novela Alá no está obligado, del marfileño Ahmadou Kourouma (Museo de las Culturas del Mundo).
En el ámbito editorial, ha colaborado como coordinador y editor en proyectos para instituciones culturales de México y organismos internacionales como la CEPAL de la ONU (FFyL UNAM).
Egresado de Psicología, con dos maestrías en Literatura y Creación Literaria (Casa Lamm) y en Arts and Literature (AIU, Hawái), Azar Manzur combina la investigación académica con la práctica literaria.
Actualmente, forma parte del cuerpo docente de Casa Lamm, donde imparte cursos dentro del programa e-Lamm. También es profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro (ELEM). Es egresado del doctorado en investigación y creación literaria por la misma Casa Lamm. Es profesor de la Facultad de cine La Universidad de Economía creativa y de Centro.
A lo largo de su carrera, Azar Manzur ha destacado por su compromiso con la difusión cultural. Ha señalado que el teatro, al igual que la poesía, es un modo de dar respuesta al “no” constante del mundo, un espacio de resistencia y diálogo con la sociedad (La Jornada de Oriente).
Su obra —literaria, docente y de traducción— refleja una constante búsqueda: tender puentes entre tradición y contemporaneidad, entre la palabra escrita y la experiencia humana.