Una de las muestras más representativas de la corriente arquitectónica que predomina en la capital mexicana durante la primera década del siglo XX, es la casa situada en Álvaro Obregón no. 99, en la Colonia Roma. Edificada en 1911, la elegancia de su diseño y la grandilocuencia de sus proporciones y recursos ornamentales, confirman el afán por recoger todo aquello que remitiera a lo aristocrático, la ideología de una generación que, al recrear paisajes urbanos semejantes a los suburbios de las cosmopolitas ciudades europeas, pretende reafirmar su respetabilidad, así como la nobleza y brillo de su posición.
Aunque en un principio el inmueble es proyectado como casa habitación de su propietario y constructor, Lewis Lamm, la familia nunca llega a vivirla y la propiedad es rentada a los Hermanos Maristas, quienes la transforman en el Colegio Francés Jalisco para varones. Más tarde, la casa es adquirida por la familia García Collantes quien, al habitarla hasta 1990, la salva de la destrucción indiscriminada que sufren la mayor parte de las edificaciones de la época al caer en manos de constructores indiferentes al valor histórico del patrimonio arquitectónico.
Al rescate de este inmueble con valor artístico se suma la importancia de su nueva función: albergar el Centro de Cultura Casa Lamm, cuyas actividades inician en 1993 con el objetivo de promover y difundir la cultura, esencialmente a través de la formación de profesionales en el campo del arte y de la literatura como respuesta a la necesidad de incrementar la reflexión, el diálogo y la discusión de temas de actualidad y fomentar el análisis con la participación de prestigiados intelectuales, académicos, artistas y personalidades del mundo de la cultura.